Una raya más al tigre. Justo cuando Enrique Peña Nieto comenzaba a levantar cabeza tras el “resbalón” dado en la Feria Internacional del Libro, un nuevo yerro le ha salido al paso. En esta ocasión, durante una entrevista concedida al influyente diario español El País. Al ser cuestionado por el monto del salario mínimo en nuestra nación, el ex-gobernador del Estado de México respondió que ascendía a 900 pesos, siendo que, de acuerdo a las cantidades que estableció el SAT para el 2011, éste debe rondar los mil 740 pesos. Un yerro que, seguramente, avivará las críticas que se han vertido en su contra; e, incluso, también las defensas apasionadas que han salido con el sello de Televisa.
El jueves pasado, durante la emisión del foro de debate Tercer Grado, sus panelistas arroparon la causa de Enrique Peña Nieto esgrimiendo una defensa bastante desafortunada. Adela Micha, una de las conductoras predilectas de Televisa, refirió que “Leer es irrelevante a la hora de gobernar”. Sofisma que el director del grupo Milenio, Carlos Marín, secundó, descalificando a quienes a través de redes sociales como Twitter o Facebook hicieron leña del tronco caído:
Parte de la crítica que se ha hecho a esta pifia, o dislate, es de personas que no tienen la menor idea del libro del que habló Peña Nieto, de los autores, que jamás leyeron a Rulfo, que forman parte de la ignorancia de bibliografía en México.
Sus declaraciones provocaron trinos enfadados en Twitter, donde utilizando etiquetas como #TercerGrado, los usuarios de esta red social expresaron su descontento hacia las atrevidas declaraciones de las “estrellas del periodismo” que esta casa televisora alberga en su seno. Sin embargo, las críticas —y burlas— contra el mandatario, han ido más allá de la tweetósfera mexicana, alcanzado a medios, tanto impresos como electrónicos, del orbe.
Hace unos días, a propósito del yerro cometido durante su presentación en la FIL, el diario Le petit journal bautizó a Enrique Peña Nieto como el “Justin Bieber de la política mexicana”. Comparación que el periodista Oliver Charpentier, autor del ahora célebre artículo, no fundó en su popularidad instantánea —y a la larga, insostenible— sino en la pifia que cometió el adolescente canadiense durante una presentación en el show de David Letterman, donde fue incapaz de nombrar los cinco continentes (a pesar de haberse jactado, minutos antes, de haberlos recorrido todos).
Para salir bien parado de esta pifia, Enrique Peña Nieto deberá hacer gala de la paciencia y mesura que su hija no demostró al calificar de “proles” —es decir, proletarios— a quienes criticaban a su padre. Paciencia, mesura y seguramente todo un nuevo equipo de asesores. Dos pifias de eco internacional en un par de semanas son más de lo que un candidato puede soportar.
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